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El pasado sábado, 25 de Mayo, vivimos el acto de Clausura de nuestro Centenario, una celebración que procuró ser el broche de oro a lo ya iniciado el 20 de octubre. Como en las actividades anteriores, en las sesiones de trabajo previas,  la comisión había dejado un pequeño guión de los distintos momentos que en este día viviríamos y el Equipo directivo matizó el resto.

La mañana continuó con las experiencias y vivencias de otros dos elementos fundamentales en nuestros colegios, la del profesor y la del alumno, en este caso además, ambos en el momento de decir adiós a esta etapa. Por un lado Kotska Vázquez, a punto de terminar su vida laboral, que hizo un recuerdo agradecido y emocionado de sus 20 años con nosotros,  y dejándonos como legado a sus nietos. La alumna Maruxa Rodríguez Juncal agradecía, con su juventud, una mochila cuajada de experiencia, valores y vivencias que le serían muy útiles en ese futuro fuera de nuestras aulas.

Finalmente, fueron la actual Directora, Mª José Martinez y la RSCJ Marian Gabriel y Galán, las que con sus palabras pusieron punto y final a este curso del Centenario.

El acto académico terminaría con una actuación musical, un grupo de alumnos de música tocaron Viva la Vida del grupo Coldplay y la profesora Iria Reguera Quen puidera namorala . 

A continuación, en la capilla del colegio, celebramos una Eucaristía de acción de gracias por estos primeros 100 años de historia, agradecimos el inmenso legado de Magdalena Sofía, la presencia incansable de las religiosas en Placeres, la generosidad de la familia Montero Ríos y la presencia de tantas y tantas familias que confiaron en nosotros la Educación de sus hijos.

Monseñor Barrio Barrio, arzobispo de Compostela, ofició esta Eucaristía , concelebrada por D. Jesús Acuña, párroco de Lourizán y antiguo profesor del colegio y D. Antonio Iglesias, capellán de la comunidad religiosa . Durante  su  homilía  D. Julián rindió un homenaje a nuestras religiosas que supieron ir más allá del propio colegio y llegar hasta las zonas más periféricas y sobre todo, nos exhortó sobre la importancia y responsabilidad del seguir educando a los jóvenes y mirando al futuro, en un diálogo constante entre fe y cultura, permaneciendo en nuestro amor por Jesús y en una búsqueda constante de la verdad.

Al terminar, religiosas, sacerdotes, padres, madres, antiguas alumnas y profesores, disfrutamos todos juntos de  una comida en el propio colegio. Un día desde luego para recordar.

Es de agradecer, lo atento y cariñoso que estuvo D. Julián, dando a este acto, tan importante para nosotros, una relevancia institucional mucho mayor.

Una vez más, y como en ocasiones anteriores, pudimos agradecer el contar con la presencia de la tía Lulú, alumna del primer curso de nuestro centro y que, con sus ya 109 años, nos ha demostrado como la fidelidad al colegio, la ilusión y sus ganas de disfrutar de la vida no tiene límites.