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Historia de Nuestras dos Santas

El origen de nuestra congregación está marcado por dos mujeres con visión y valentía, mujeres que vivieron en respuesta al Espíritu, atentas a las necesidades de su época y abiertas a los desafíos del futuro.

Santa Magdalena Sofía Barat 

Nació en 1779 en Joigny, Francia. Ya desde muy joven sintió la llamada a seguir a Jesús en la vida religiosa. El 21 de Noviembre de 1800, a los veinte años, hizo sus primeros votos en París con otras compañeras, naciendo así la Sociedad del Sagrado Corazón. En su corazón se unía el atractivo por la vida de oración y el deseo de ayudar a la sociedad de su tiempo. Durante toda su vida buscó hacer la voluntad de Dios que la llevó a fundar innumerables casas en distintos países, y a superar todo tipo de dificultades y contradicciones, a pesar de su frágil salud. Enraizada en Jesús superó todas las tribulaciones con humildad y confianza por el deseo íntimo de descubrir y manifestar a los demás el amor del Corazón de Jesús, que con tanta fuerza ella experimentaba. Murió a los 85 años dejando a 3539 religiosas repartidas en 99 comunidades de Europa, América y África.


Nacida en Grenoble, Francia, en 1769, sintió desde muy joven la llamada a manifestar el amor del Corazón de Jesús en tierras lejanas. Tras largos años de espera pudo hacer realidad su deseo al marchar a América y fundar allí la primera comunidad del Sagrado Corazón en el Continente Americano. Las dificultades de aquellos tiempos (hambre, frío, miseria, epidemias) no fueron obstáculo para vivir con alegría y generosidad todas sus tareas. Otras mujeres se sintieron atraídas por su testimonio y la Congregación pudo así atender a nuevas necesidades. Rosa Filipina permaneció en América 33 años, hasta su muerte. Allí se entregó con vigor a la misión y poco antes de morir pudo ver realizado su sueño de vivir con los indios potowatomíes. Aunque demasiado mayor para esa tarea, los indígenas la recordarían como «la mujer que siempre reza». Hoy, laicos y religiosas del Sagrado-Corazón viven a través del mundo entero la espiritualidad y misión de la Sociedad del Sagrado-Corazón, plenamente contemplativa y plenamente apostólica.
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